martes, 24 de agosto de 2010

Días de pinchos por Santander: ¿after working?

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Ahora está de moda llamar a todo esto "after working" porque parece que queda mejor llamarlo en inglés, pero a nosotros, la gente del norte, lo que nos gusta es quedar con nuestros amigos para tomar un pincho, un vino, una cerveza, y hablar de la vida y de la mar y los peces. Hay días que estás cansado porque llevas dos semanas sin parar y lo que te apetece es tomar algo y desconectar.... y tomarte ese vinito, ese mojito fresquito o ese daiquiri suave que te teletransporta a otras vidas con otras luces.

Hay días de quedar con amig@s de los que ves sólo una vez cada dos meses, hay otros días de quedar con los que siempre te estás echando unas risas de las buenas, de las que te duele la boca y se contagian. Otros días de los que te apetece sentarte y tomarte un pincho y un vino solo con un periódico y tus pensamientos, escuchando a Miles Davis con su trompetilla en plena Plaza Cañadío, hay días que estás tan contento que empalmas los pinchos con una cena picoteo y te pides una botella y acabas arreglando el mundo de injusticias sin sentido.

En este blog, bitácora del viajero Luis, iré recogiendo los pinchos y hallazgos con los que durante este verano me he tropezado en mi quincena santanderina. Pinchos diferentes, calentitos, recién hechos, fríos, pinchos míticos, pinchos de bares del sur con recetas de señoras con nombres y apellidos, pinchos del norte, pinchos del sur, pinchos del este y del oeste, pinchos calentitos, crujientes, clásicos, cremosos, divertidos, intensos y sabrosos para engancharnos en las noches y en los días, pinchos para comerlos tranquilos, sin prisas, con calma y poder hablar de todo y de nada.

(continuará, como no podía ser menos, con los pinchos y delicatessen de mi tierruca).

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